¿Pueden las carteras de pánico detener una llave inglesa? Por qué el próximo debate de seguridad en cripto es físico
El 1 de diciembre, en Val-d'Oise (Francia), secuestraron al padre de un emprendedor de cripto de Dubái, sumándose a las más de 225 agresiones físicas verificadas contra poseedores de activos digitales registradas por Jameson Lopp. Estos ataques aumentaron un 169% en 2025, correlacionándose con los ciclos alcistas del mercado y el trading OTC.
Aunque el riesgo no es exclusivo de las criptomonedas, la novedad es el robo presencial de activos digitales, lo que ha impulsado el desarrollo de "billeteras de pánico" con funciones de coacción que borran saldos o envían señales de alerta. Sin embargo, su eficacia es incierta por la falta de datos y la imprevisibilidad de los atacantes.
Aproximadamente un 25% de los incidentes son invasiones domiciliarias y un 23% secuestros. Dos tercios de los ataques tienen éxito, a menudo facilitados por filtraciones de datos KYC.
Frente a esto, surgen soluciones como billeteras biométricas con autenticación facial y confirmación para transacciones grandes, aunque la protección más simple sigue siendo la discreción: no hablar de Bitcoin con identidad real. La creciente coerción física lleva incluso a veteranos a reconsiderar la autocustodia, lo que, según Lopp, podría centralizar el sistema y generar riesgos sistémicos. La paradoja en 2025 es que las medidas de seguridad reducen el anonimato y amplían las superficies de ataque.
cointelegraphHace 5 hora(s)