Las stablecoins en la encrucijada: La claridad regulatoria impulsa la aplicación práctica, pero persisten los riesgos sistémicos
A medida que la regulación se vuelve más clara y el capital institucional fluye, las stablecoins se están transformando rápidamente de herramientas de trading de criptoactivos a infraestructuras principales de pago y liquidación, expandiendo tanto su valor de mercado como sus casos de uso. Sin embargo, persisten preocupaciones como la dependencia del dólar, los riesgos de liquidez y la estabilidad macroeconómica.
Las stablecoins están experimentando un período clave de rápido desarrollo en 2025. Estados Unidos, a través de la Ley GENIUS, ha establecido estándares regulatorios federales y estatales para las stablecoins vinculadas al dólar, definiendo reservas y auditorías, y aclarando el camino hacia la legalización de las stablecoins. Al mismo tiempo, el Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA) de la Unión Europea ya está plenamente en vigor, requiriendo que todos los emisores de stablecoins y plataformas de trading operen bajo su marco regulatorio. Esta claridad regulatoria está impulsando la aplicación de las stablecoins, expandiéndose desde ser meras herramientas de trading hacia escenarios financieros tradicionales como pagos, nóminas y gestión de tesorería corporativa.
El interés institucional y empresarial en las stablecoins también está creciendo rápidamente. Los bancos y las empresas de pagos están integrando stablecoins en servicios de liquidación y custodia, aprovechando sus ventajas de transferencia de valor 24/7 y con baja fricción. Las stablecoins están pasando gradualmente de ser 'activos cripto al margen de la regulación' a convertirse en 'infraestructuras financieras reguladas, prácticas y favorables para las instituciones', formando una nueva parte del sistema financiero tradicional.
En cuanto a la escala del mercado, a finales de 2025, la capitalización de mercado total de las stablecoins ha superado los 300.000 millones de dólares, alcanzando un nuevo máximo histórico. Las stablecoins vinculadas al dólar aún dominan, pero las stablecoins vinculadas al euro y otras monedas fiduciarias están ganando atención y creciendo rápidamente impulsadas por políticas regulatorias. Las nuevas stablecoins ofrecen más opciones para DeFi, billeteras y aplicaciones de pago, aumentando aún más la diversidad del ecosistema.
La expansión de los casos de uso es particularmente notable. Cada vez más empresas están utilizando stablecoins para pagos transfronterizos, distribución de nóminas y gestión de tesorería corporativa, logrando una movilización de capital global 24/7. Al mismo tiempo, se están perfeccionando rápidamente infraestructuras de stablecoins como billeteras, pasarelas de pago y plataformas de emisión, impulsando la transformación de los criptoactivos en infraestructuras financieras. Si la regulación, el cumplimiento y los arreglos técnicos son apropiados, las stablecoins podrían desempeñar el papel de 'efectivo digital' y activos de liquidación, especialmente en pagos transfronterizos y liquidaciones corporativas.
Sin embargo, el rápido desarrollo de las stablecoins también conlleva riesgos. Las stablecoins vinculadas al dólar enfrentan riesgos de desvinculación, y la falta de transparencia en las reservas y un alto grado de centralización podrían desencadenar crisis de liquidez. Cuando las stablecoins mantienen grandes cantidades de deuda soberana o activos de renta fija, sus operaciones podrían tener un impacto potencial en los mercados de bonos y las políticas monetarias. Organismos como el Fondo Monetario Internacional también han advertido que la expansión de la escala de las stablecoins podría conllevar riesgos para la estabilidad financiera y la dolarización. Si la regulación no está coordinada o los arreglos de liquidez son insuficientes, el sistema de stablecoins podría revelar vulnerabilidades sistémicas.
De cara al futuro, las stablecoins podrían convertirse en una segunda vía principal de pago y liquidación a nivel global, fuera de las 'monedas digitales', un puente que conecte el mundo de las finanzas tradicionales con el de Web3. El requisito previo es que los mecanismos de emisión y las estructuras de reserva sean transparentes, que la infraestructura sea sólida y confiable, y que la coordinación regulatoria y los riesgos sistémicos estén efectivamente controlados. Para inversores, instituciones y formuladores de políticas, la clave radica en si las stablecoins pueden madurar para convertirse en infraestructuras de activos digitales confiables, reguladas, transparentes y operables de forma transfronteriza, y no solo en si pueden seguir existiendo.
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